En el viaje me encontré con un Francés que ha viajado mucho por el mundo. Es una persona mayor con mucha experiencia. Me contó un cuento. Lo comparto con ustedes.
En un lugar del mundo hay una torre con cuatro puertas. Cada una apunta a un punto cardinal. Al norte, al sur, al oeste y al este. Al norte hay montañas. Al sur hay playas. Al oeste un campo verde. Al este un desierto. A su vez cuatro personas entran una en cada puerta con el objetivo de ver como es el mundo. Al salir se cuentan entre ellas:
- El mundo tiene grandes montañas -dice uno-
- No el mundo tiene lindas playas con grandes olas -dice otro-
- En el mundo no hay nada; solo arena –comenta la tercera-
- El mundo está lleno de campos verdes –dice la última-
El mundo es el conjunto de esas cosas, el conjunto de esas visiones -me dijo el francés- No existe una única religión, una única realidad. El compartir esas distintas visiones genera la realidad integral por si misma.
Para integrar distintas visiones es importante desarrollar dos de nuestros sentidos. El oído y la vista. Básicamente hay que aprender a escuchar y a ver.
Las palabras deben entrar en nuestro cerebro para poder escucharlas. Hay que dejar pasar unos segundos después de que me hablaron. Así; las ideas se podrán incorporar a nuestras neuronas en lugar de que salga por el otro oído.
Para ver hay que fijar las imágenes. El observar implica mirar detenidamente. Prestar atención en los detalles. También hay que tomarse un tiempo en el proceso de observación para incorporarlas en lugar de reflejarlas.
Si logramos estas dos cosas tendremos mas chances de entender otras realidades.
1 comentario:
Hola. Ezequiel. me ha gustado mucho lo que arriba has escrito "Hay mucha riqueza en la pobreza. No tiene valor material sino humano". por cosas de la vida he visto tu pagina y me estoy animando a una aventura así... soy de Venezuela, pero vivo en Japón... te dejo mi correo para que me envies algunos consejos. Williamfajard7@homal.com
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