"Planta un árbol y cuida de él mientras crece"


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8 de mayo de 2008

La papeleta



Entro en tierras peruanas con un paisaje similar al que vengo observando. El Titicaca está a mi derecha. La costa del lago es plana con bañados y cultivos listos para cosechar. La ruta hasta Puno está llena de pozos. Voy al centro. Paso por la oficina de turismo y me entregan dos guías turísticas de Perú. Manejo por la avenida principal y cuando paso al costado de un policía de tránsito desde la vereda me dice:

- Póngase el cinturón.

Acato la orden. Por distraído y por circular en la ciudad no me doy cuenta de ese detalle. Sigo por la avenida. Subo una barranca. Doblo en una curva y recorro cinco kilómetros desde que me cruce con el policía. Voy manejando y miro para el costado. Veo un taxi con el oficial de tránsito en el asiento del acompañante haciéndome señas para que frene. Freno. Se baja. Se para al costado del auto y me dice:

- Le dije que se ponga el cinturón.
- Si. Por eso me lo puse.
- Y tampoco acató la orden de detenerse.
- ¿Orden de detenerse? Eso no me lo dijo en ningún momento.
- Si señor. Facilíteme los papeles del auto y el registro de conducir. Le voy a tener que hacer una multa.

Saca una libreta. En la columna de la izquierda tiene la descripción de las infracciones. En la de la derecha el costo de la multa:

- Por andar sin cinturón le voy a tener que cobrar ochenta dólares.
- Pero eso es un montón.
- Señor. Por desacatar la orden de detenerse le voy a tener que cobrar el doble y además le voy a hacer una papeleta reteniendo su licencia de conducir.
- Ya me voy para Cusco.

De ahí en mas le pido disculpas con cara de compungido. El ejerce su autoridad rebajando los costos de la multa:

- Bueno. Muy bien. Esto es lo último que puedo rebajarle -señala una columna que dice diez dólares- No le hago la papeleta. No le retiro el registro. Aparte ahora tengo que pagar el taxi.

Agarro la billetera. Saco seis dólares en moneda peruana y le digo:

- Esto es todo lo que tengo. Bueno. Vaya con cuidado y no se olvide de acatar las órdenes.

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