Se cansó tanto de andar en la calle que desde México me pidió que la traiga a su país de origen en barco. Así que desde Abril regresó a su tierra natal en un buque donde me dijeron que la cuidaron muy bien.
Desde ahí ha estado muy poco en funcionamiento, le había llegado el momento de descansar. Durante la mayor parte del 2008 estubo guardada en la casa de mi abuela, en Martinez, Gran Buenos Aires.
Una vez por mes voy a visitarla, la enciendo, damos una vuelta a la manzana y la vuelvo a guardar. El invierno fue duro y el reencuentro con su realidad también.
Después del regreso el otro día me dijo que tiene ganas de moverse mas seguido, pero claro, el combustible está mas caro que nunca.
Creo que falta poco para que vuelva a ponerse en movimiento y busque nuevas historias, claro, no con la misma intensidad del 2007, pero alguna vuelta puede dar.
En la próxima entrega les voy a contar que también tengo una nueva nave desde hace un par de meses. Les anticipo: se llama “La Zulma” y para moverse necesita mucho combustible espiritual.
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