"Planta un árbol y cuida de él mientras crece"


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9 de febrero de 2009

Miro atrás y veo la huella

Tres años antes de escribir estas líneas empecé a cambiar… y dejar… un auto nuevo, una computadora, un lugar, un dinero… dejé… falsas seguridades de un modelo de funcionamiento que no me cerraba y me hacía agua por todos lados.
No me pregunten cómo… pero hace poco encontré por casualidad y leí ley del desapego. Al leerla me di cuenta al instante que yo la había practicado durante todo el periodo de cambio (viaje y postviaje). Fue un gran simbolismo cerrar una etapa de mi cambio con la práctica puesta por delante del científico que solía ser.

Con el apego le otorgaba poder a las cosas que me rodeaban para que ellas me controlaran. A mis 25 años me compré un auto cero kilómetro y a los pocos meses ya observaba otro de mejores características... de forma inconsciente... deseaba algo “mejor”. Por eso un día me compré la mejor computadora que había... hasta control remoto tenía... mi apego.

Cuando comencé a desapegarme, cuando vendí todo, me empecé a dar cuenta que les estaba quitando (a las cosas) valor… poder… sobre mí. Empecé a ganar mi libertad... como persona.
Con el viaje llegó la incertidumbre ─que se mantiene hasta hoy en día─ pero… en la vida rutinaria ¿Alguien sabe qué puede pasar mañana? Aprendí a convivir con ella y poco a poco fue apareciendo la seguridad. Tres años me llevó transitar esas etapas.

De a poco se está yendo el apego... a las falsas seguridades... del camino prestado... que inventó el hombre moderno... al generar sistemas... que prejuzgan... diferentes sapiencias... y ocultan... y tapan... los sentimientos de las personas... para ganar... para tener... falsas seguridades que supimos construir.
Con el tiempo van apareciendo seguridades... propias... de saber dónde estoy... quién soy... y qué quiero hacer... todo eso me permite elegir... día a día...los pasos que quiero dar... y vivir... aquí y ahora.

Mi anterior vida… la planificación en persona… todo minuciosamente y escrupulosamente premeditado… no había opciones… no existían sorpresas…no podía doblar en una esquina si no lo había pensado ─al menos─ media cuadra antes. Todo estaba armado para evitar la alegre incertidumbre... la alegre seguridad propia.

Vivía mi rutina… vivía mi apatía… sin sobresaltos emocionales, sin risas, sin llantos, sin bailes. Mi apego tapaba mi forma de ser… y me llevaba por un camino con una opción... era un camino que se cerraba… era como estar en un laberinto sin salida… o con una sola salida.

Veo mucho apego en la gente… al dinero, al alcohol, a la marihuana, al trabajo, a la merca, al estudio… veo mucho apego.

No fue sencillo… desapegarme y manejar la incertidumbre… ¡Mamita! Estuve cagado hasta las patas mucho tiempo. Por suerte hace poco empezó a aparecer la seguridad... a la que llegué con ayuda... terapéutica... porque sin esa gran ayuda hubiera sido muy difícil llegar hasta la seguridad propia... igual que en el viaje... sin la ayuda de la gente no hubiera llegado a destino... a México.

Ahora soy propietario íntegro de mis acciones. Voy o estoy en donde quiero… me quedo el tiempo que tengo ganas… no me engancho y disfruto más de mi tiempo, de mi vida. La felicidad… aquí y ahora… estar en el presente... donde está mi cuerpo… y se va mi mente... con pensamientos... al futuro... al pasado... a otros lugares... en lugar de quedarse... aquí y ahora.

Me confieso… mi mente voló muchas veces por otros tiempos verbales diferentes al yo, al hoy. Estaba muy apegado… al dinero, al trabajo, al futuro asegurado, al pensamiento sin sentimiento, a la planificación… ése era mi apego. Dos preguntas... dos respuestas Me llevó mucho tiempo responder dos preguntas que parecen sencillas y que resumen la búsqueda del proceso de cambio ¿quién soy? y ¿qué quiero hacer?

Hace poco una persona me pedía una “receta” para saber cómo había hecho mi camino y desengancharme de lo impropio… Pues hermano… ¡busca tu camino y metele para adelante!… le tuve que responder... es la única receta y lo único que puedo transmitir.

Ahora me conozco bastante más que hace tres años… pues… con este librito ─en parte─ estoy mostrando mi camino, mi receta, mi fórmula.

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