Vendo mi Nave

Se me cae un lagrimón, no puedo evitarlo. Me acompañó durante casi toda la experiencia, durante casi todo el proceso de cambio personal. Tiene su historia, su sentimiento. Representa la mitad del viaje, aunque al fin y al cabo es solo un vehículo... una Nave maravillosa que nunca, nunca me defraudó. Desde el primer momento me brindó su suave andar. Nunca me dejó en la calle... y... si conocerá la calle.

Se me cae un lagrimón, porque después de pensarlo durante un tiempo me decidí a poner a la venta a la Nave. Es una desición que la tomo mas por necesidad que por elección. Hace rato estoy buscando trabajo... pero no aparece... y prefiero saldar unas pequeñas deudas con amigos que también tienen sus necesidades.

Me quedan cientos, miles, millones de recuerdos a bordo de mi Nave. Noches en el altiplano, en placitas, en estacionamientos, playas, casas, rutas. Me queda la experiencia y la convicción interna de que logré todo lo que quería... y mucho mas... en este viaje.

Se me cae un lagrimón. No largo a mi Nave con tristeza... la vendo con alegría y con mucho agradecimiento. No me apego a la Nave en si... me apego a los recuerdos, a las imágenes que aparecen en mi mente cada vez que veo un Renault 6 por la calle.

Esta a la venta mi Nave. El motor tiene treinta mil kilómetros. No gasta una gota de aceite. Las gomas están a mitad de uso. Los papeles prolijos y a mi nombre. Una verdadera joyita. Escucho ofertas.