"Planta un árbol y cuida de él mientras crece"


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13 de mayo de 2010

Mi posgrado - Para empezar - Parte II

De sur a norte por la costa del Pacífico la Cordillera de los Andes genera climas muy diferentes en cortas distancias. Existen montañas altas y frías a pocos minutos de selvas tropicales y calurosas. A lo largo de estas montañas cada porción de tierra, por más pequeña o superficial que sea, es valorada con un cariño diferencial. Esos campos se utilizan para producir alimentos que en su mayor parte son consumidos in situ. Aquí el trabajo de los seres humanos y su comunión con la tierra es muy valorado tanto por ellos mismo como por gran parte de sus vecinos. Es curioso y sano ese valor que se le otorga a la tierra, ya sea como elemento productivo o como factor espiritual.

Hacia el este de Sudamérica la cordillera disminuye su altura para dejar lugar a extensas planicies en las que, ahora si, la latitud determina exclusivamente la temperatura y con ella la diversidad de especies. Son Argentina y Brasil secundados por Uruguay, Paraguay y parte de Bolivia las poseedoras de esas grandes zonas planas donde se desarrollan cultivos anuales extensivos con predominio de lo rápido y sencillo. La búsqueda de economías con veloces giros financieros determinan las formas en que las personas realizan sus actividades productivas y laborales. Es difícil encontrar en estos lugares sistemas con alta o media diversificación. La realidad indica que se realiza, en la mayoría de los casos, dos actividades. El mundo consumista actual junto con la vida sedentaria de las personas que protagonizan y deciden las actividades marca el ritmo de la naturaleza en grandes extensiones. Allí se le otorga mayor importancia al capital que al trabajo. Las apuestas económicas diversificadas y a largo plazo no encajan en las mentes de las personas que protagonizan este moderno y veloz sistema de vida. Las incertidumbres y los miedos que generan las actividades que requieren, al menos, tres años para cerrar sus ciclos hacen que estas sean poco elegidas. Los alimentos producidos son un medio económico para unos pocos. Es aquí y de esta forma donde se evidencia el quiebre del estímulo humano, ya no se trabaja para vivir sino para adquirir dinero. Es aquí donde las personas pueden encontrar el equilibrio perdido, revalorizando el trabajo en relación al capital. Es en esa búsqueda que, quizás, se encuentre una solución a los problemas de alimentación y un redescubrimiento de los objetivos de la vida de cada persona en su mundo.

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