Durante los primeros meses de este año la empresa que pagaba poco y tarde me fue mandando a diferentes lugares. Nunca supe con que criterios asignaban sus pacientes. Muchas veces escuchaba cuentos de personas que debían viajar del sur al norte y viceversa para cuidar abuelitas enfermas. Probablemente todo dependía con el humor que se levantaba Erika ese día.
Mi segunda experiencia de cuidador fue con un viejito que le agarró una enfermedad en aumento que se llama ELA, esclerosis lateral amneotrofica. Ataca al sistema motriz. Los músculos poco a poco van perdiendo tonicidad y, así, movimiento. Es una enfermedad muy lenta y triste. El cuerpo de la persona se va inmovilizando por sectores hasta que se queda quieta en la cama, totalmente consciente, pensando el pasado de su vida.
Cuando conocí a Like ya estaba en la cama. Mi función era asistirlo en lo que necesitara. Darle de comer, afeitarlo, subir el respaldo de la cama para que vea tele, bajarlo cuando quería dormir, hacerle compañía y charlar de la vida.Like fue casi toda su vida intermediario de venta de pinturas y cuadros. Conoció a pintores famosos y no tantos. Tenía un local con un socio donde ponían las pinturas o iban amigos a tomar mate.
Like también fue un extraño emprendedor. Puso y fundió una empresita de auxilio de emergencia náutica en el tigre y construyó canastos de hierro para colocar afuera de las casas en villa gesell.
Con Like me llevé bastante bien pero fue el primer trabajo en mi vida del que me rajaron. Resulta que tenía una hija que me parecía linda y cuando empezó a escuchar que le hablaba (yo tenía mis buenas intenciones) me echo como a un perro en celo. Después de eso volví a llamar a la empresa para que me asignaran otro paciente. Me mandaron a cuidar una viejita a un geriátrico... pero esa es otra historia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario