Después de Like la empresa me ofreció cuidar una viejita en un geriátrico. Me dijeron por teléfono que Angélica había sido actriz, que tenía 92 años, que el alzehimer no era avanzado y me pasaon la dirección. Acepté.
Jamás había entrado a un geriátrico. El contacto mas cercano que había tenido fue cuando por mi pueblo pasaba en auto por la calle y en la vereda veía todos los viejitos sentados mirando o conversando.
El primer día que llegué a la residencia Santa Sofía todas las viejitas tomaban la merienda. Eran las 16:30 en punto. Entré a la sala llena de mesas donde abundaban las viejitas con cabellos blancos. Me presentaron a mi nueva paciente. Ahí Angélica me vio por primera vez. Abrió los ojos tan grandes que los párpados le tocaron la nuca. Se sorprendió que la fuera a cuidar un hombre, cosa que sucedía muy pocas (o casi nunca) en ese lugar.
Continuará... (en próxima entrada)
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