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29 de abril de 2008

El clásico



Llegamos a la cancha una hora antes de que empiece el partido. Las populares están llenas pero a los costados todavía falta gente. El campo de juego está espectacular, verde y prolijo. La gente se va acercando. Las canciones de las hinchadas son muy parecidas a las nuestras:

- Y dale, dale, dale, dale, dale “O” y dale “O” y dale “Oooo” -se escucha gritar a los petroleros-

Los equipos salen a la cancha. La pelota se pone en movimiento. Los primeros quince minutos domina Oriente pero sin llegar a inquietar al rival. Blooming se despierta, contraataca pero gracias a dos salvadas del Mono (así le dicen al arquero de Oriente que ataja en la selección), el primer tiempo termina 0 a 0. El descanso lo animan unos chicos de entre tres y cuatro años jugando en toda la cancha.

El segundo tiempo empieza y rápidamente a los cinco minutos tras un pase cruzado y un zapatazo a media altura del 7, Oriente Petrolero se pone en ventaja. La reacción de Blooming no tarda en llegar. Domina la pelota pero el Mono se vuelve a lucir en reiteradas oportunidades hasta que comete un error. Por apurarse en su saque le entrega la pelota al 8 contrario que está parado un poco delante de la raya central sobro el costado derecho. El 8 rápidamente mete un pelotazo hacia arriba al centro del campo unos quince metros fuera del área. El flaco argentino que acaba de llegar al club corre, se acerca al área y con una pegada cruzada y rasante a la derecha del Mono pone el empate cuando van unos veinticinco minutos de esta segunda etapa. El partido continúa. Es muy aburrido. Parece que el 1 a 1 conforma a ambos. Los minutos corren sin pasar nada, nada, nada puro pelotazo. Ya están jugando el descuento. El referí cobra una falta inofensiva sobre la izquierda metros atrás de mitad de campo a favor de Blooming. El número 3 la frena con el pie haciendo pensar al rival que el partido está quieto y va a terminar. El rival se la cree. El zurdo bloogminense saca un pelotazo alto todo por la izquierda que llega al delantero bien pegado a la raya. El arquero de Oriente está adelantado, casi en el vértice del área. Nadie se explica que hace ahí. El flaco alto número 9 al ver esta situación saca un zapatazo directo al arco. La pelota pega en el travesaño rebotando hacia adentro y pica unos centímetros detrás de la línea. Todo Blooming sale corriendo a abrazar al flaco. El argentino tiene quince días en el club pero ya se ganó toda la hinchada.

El partido termina, la gente de Oriente no lo puede creer. Los punteros empataron y si ganaban eran líderes absolutos pero el rival de toda la vida le sacó las chances. Así son los clásicos, hay que jugarlos hasta el final.

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