La Alcaldía

Voy a la alcaldía a buscar ayuda. El portero no me deja entrar por que tengo pantalones cortos. Regreso al día siguiente con pantalones largos y el alcalde está en reunión. Me recomiendan hablar con Fernando Tinoco, secretario general. Lo espero toda la mañana. Regreso por la tarde y nunca aparece.

Vuelvo a la casa, estaciono el auto y un Jeep frena a mi lado:

―¿Donde deja el auto? ―me dice el que maneja.
―¿Para que quiere saber? ―le pregunto desconfiado.
―¡No se asuste amigo! Soy Rubén Zapata. Acá a la vuelta tengo un parqueadero, lo puede dejar gratis. También tengo una habitación. Mi hija vive en argentina y se beneficia de su país.
―Gracias.
―No se preocupe. No le voy a robar ni soy marica. Siempre estoy atento para ayudar a los viajeros.

Por la tarde visito el parqueadero La Magdalena y a la mañana siguiente llevo todas mis cosas. Tengo un cuarto con baño y aire acondicionado.

Voy a la alcaldia, de nuevo me atiende la secretaria. Me dice que el alcalde está ocupado por los próximos tres meses. Ya pasó una semana de mi llegada a Cartagena y no encuentro a nadie que solo quiera escuchar mi experiencia, mi proyecto.

¡No me importa! Voy a salir de esta situación, voy a hacer lo necesario para cruzar, me lleve el tiempo que me lleve voy a cruzar.